miércoles, 8 de octubre de 2008

Boca



Un día después de que recrudeciera la interna, Palermo, Gracián y Chávez fueron con los capos de La Doce a una peña en Benavídez, como parte de un pingüe negocio montado por la barra.
La interna de La Doce, de la cual dio cuenta Olé en sus ediciones de lunes y martes, arde. Y cuando te acercás mucho al fuego, podés quemarte. Pero varios jugadores de Boca o no están enterados de lo que ocurre, o creen que la camiseta es de amianto. El lunes por la noche, 24 horas después de que recrudeciera la guerra por el poder en la barra, Palermo, Gracián y Pochi Chávez fueron junto a los actuales capos, Mauro Martín, Maxi, y un grupo de otros diez "muchachos" y el abogado de La Doce, Horacio Rivero, a una peña en Benavídez a llevarle alegría a los hinchas y recuperar un pingüe negocio de los violentos, generado en tiempos de Rafael Di Zeo: armar cena show en distintas plazas del GBA e Interior y cobrarles fortunas a los hinchas por ver a sus ídolos. Sí, un delivery de estrella redituable.

Los jugadores, que no cobran por esta actividad, se encontraron primero con los barras en un bar de Puerto Madero. De ahí partieron a Benavídez donde se había acondicionado con cotillón xeneize un amplio lugar para recibirlos. Hubo 300 hinchas que pagaron 20 pesos (incluía una consumición de gaseosa o cerveza) para verlos y escucharlos durante una hora. Después, a lo show de Patito Feo, vino todo el souvenir. Foto autografiada con el ídolo, otros 20 pesos. Número para la rifa de la camiseta, sacá otros 20. El balón con la firma del plantel, 30. Y si querés el combo de equipo completo más camperón, te aceptan un cincuenta. Todo efectivo rabioso porque, viste, con la crisis actual no se puede confiar en los organismos de crédito. ¿Cuánto recaudan? Fuentes de la barra dicen que, por evento, les quedan limpios más de 15 lucas. Otra que el FMI.

El kiosco lo había montado Di Zeo y Olé dio cuenta del mismo dos años atrás, con fotos de los eventos en Río Tercero y Alberdi. Cuando Rafa cayó preso, la movida se aquietó. Pero teniendo en cuenta que representa una gran suma para la barra, y el plantel considera que el apoyo de los domingos hay que retribuirlo, la modalidad volvió. Bajo la jefatura de Mauro, el primer evento se hizo en una disco de Parque Leloir con una asistencia multitudinaria en una cena show que tuvo DJ, bailarinas y la mar en coche. El lunes, la movida se repitió en Benavídez. Y lo que es más increíble, no sólo los jugadores metieron ganchos a full a los hinchas. También Mauro Martín. Así estamos. Igual, como siempre, a la hora de ir a la Justicia, a los barras no los conoce nadie.

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